martes, 16 de agosto de 2011

Los certámenes literarios

Existe una gran diversidad de géneros literarios en el México virreinal. Destacan las hagiografías, las relaciones de fiestas, los diarios, entre otros. Sin embargo, el género que más proliferó en la Nueva España fue la poesía en todas sus variantes : romances, letrillas, sonetos, glosas, elegías, villancicos, decimas, octavas, endechas, canciones, quintillas, sextillas, sáficos, redondillas y centones. Estas formas de elaboración poética se presentaban en los certámenes literarios organizados por la Iglesia y la Universidad que despertaban en los intelectuales el gusto por componer versos y obtener un prestigio ante la élite culta de la sociedad.
Los primeros certámenes literarios fueron organizados por  la Compañía de Jesús con el fin de practicar las lecciones de latín. Posteriormente se vincularon como parte de los festejos religiosos.
Sin embargo, los orígenes de las justas poéticas se remontan a la antigua Grecia; posteriormente se localizaron en la Provenza en donde se conocían como “juegos florales”; luego pasaron a la Italia de los Medici y se trasladaron a España durante el Renacimiento, ahí se conocieron como Academias. Se tiene conocimiento de un certamen español que tuvo lugar en 1474 y fue dedicado a la Virgen María; el secretario del concurso fue el poeta Bernardo Fenollar quien seleccionó las composiciones y las mandó a imprimir a la imprenta de Lamberto Palmart. Esta recopilación se llamó Troves en laor de la Verge María, se dice que este libro fue uno de los primeros impresos en la Península Ibérica.
En un principio, las justas poéticas se enfocaron principalmente al tema religioso; con el paso del tiempo también se realizaron para celebrar asuntos profanos que entretenían tanto a los nobles como a la gente del pueblo. Predominaron los temas amorosos, picarescos y satíricos con personajes que mostraban algún defecto físico. Se dieron casos en donde las mujeres tenían participación activa en ellos. Se afirma que en alguna ocasión un grupo  de mujeres se reunió para organizar un torneo poético en donde participaron hombres.
Los certámenes literarios tuvieron su apogeo en la época de Felipe III. Posteriormente, durante el reinado de  Felipe IV fueron más numerosos por el gran aprecio que se tuvo a los festejos. Lope de Vega fue asiduo participante en estos torneos poéticos y en 1620 fue nombrado secretario para el dedicado a la beatificación de San Isidro.
En Nueva España , los participantes en estas justas poéticas eran criollos y españoles peninsulares que se dedicaban al sacerdocio;  miembros de cofradías o  integrantes del clero regular; así como intelectuales no relacionados con la Iglesia como maestros universitarios o funcionarios políticos.

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